En Memoria De Broche

“Preparemos nuestras mentes como si estuviéramos llegando al final de la vida. No pospongamos nada. Hagamos un balance de las cuentas de la vida cada día. … A quien cada día le da los últimos toques a su vida, nunca le falta tiempo”. Son recordatorios como este lo que necesitamos desesperadamente en nuestras propias vidas: un pensamiento o una idea que preferiríamos ignorar, hacer todo lo posible para evitar y fingir que no es cierto. Muy a menudo, nuestro ego huye de cualquier cosa que nos recuerde la realidad que está en desacuerdo con la cómoda narrativa que hemos construido para nosotros mismos. O simplemente estamos petrificados al ver los hechos de la vida tal como son. Y hay un hecho simple que a la mayoría de nosotros nos da mucho miedo meditar, reflexionar y afrontar: vamos a morir. Todos los que nos rodean van a morir. Estos recordatorios y ejercicios forman parte de Memento Mori, la antigua práctica de reflexión sobre la mortalidad. Este broche es una réplica exacta de uno del siglo XIX de la colección del diseñador.

Sobre el fabricante: El fundador de Seance comenzó a fabricar perfumes hace mucho tiempo después de obsesionarse con el poder de un aroma. En verdad, el aroma adecuado puede pintar un cuadro, evocar una emoción fuerte o transportar a alguien a un lugar y momento determinados.

Desde temprana edad, nuestra fundadora aprendió que tenía el don de la intuición. Dedicada a aprovechar esta habilidad misteriosa e intrigante, perfeccionó sus sentidos a través de extensas clases e investigaciones. Con el tiempo, trabajó para ayudar a otros a desarrollar estas mismas facultades, con la esperanza de que ellos también viajaran cada vez más profundamente hacia la vasta expansión de lo que aún tenemos que explicar.

La sesión se basa en esta fascinación por lo paranormal y lo metafísico. Como seres humanos, cada uno de nosotros nos esforzamos por recorrer la delgada línea entre lo que es científicamente racional y lo que es emocional. Aunque la tecnología avanza y el mundo se hace cada día más pequeño, la vida nos ofrece a todos el mismo desafío: encontrar un lugar para aquellas cosas que sólo se pueden sentir.

Y así fue en la época victoriana, una época que nos brinda inspiración y una sensación de conexión. Los hombres y mujeres de aquellos días pasados ​​estaban muy abiertos al mundo de los espíritus, practicaban el duelo e incorporaban otros rituales a su vida diaria. La principal de ellas, por supuesto, fue la sesión de espiritismo. Con la ayuda de un médium o uniendo las manos sobre una tabla Ouija, era común que los victorianos experimentaran una presencia y emergieran con una historia propia.